Ajuste de Salarios: Productividad, Utilidades e Inflación. [J.M. MARTIN]

Socio Principal

El día 11 de mayo de 2014, el diario francés Le Monde publicó una noticia relacionada con la crítica al aumento de salarios que tuvo el jefe de la Sociedad Radial, actual jefe del gremio empresarial MEDEF (Movimiento de Empresas de Francia) de 29%, ante lo cual salió a defender dicha postura. 

En primer lugar, indica que su aumento se divide en dos partes, de la remuneración fija en 3% y de la remuneración variable en 26%, en tanto que la remuneración fija de sus empleados aumentó en 3,3%, todo ello tomando en consideración que la inflación francesa reciente se encuentre alrededor del 1%.

La crítica recae esencialmente el aumento dispar que ha gozado este "jefe de jefes" en el sector empresarial francés, por encima de los demás trabajadores, lo cual revive la vieja discusión de cuáles deberían ser los determinantes de los salarios.

De este modo, algunos críticos exigen que los salarios sigan exclusivamente a la inflación, por lo cual los aumentos anuales debería ser en promedio 1%, según los datos más recientes de la economía francesa. Esto parece razonable, asumiendo que la productividad del trabajador se encuentra adecuadamente determinada y es constante, así como la estabilidad de las utilidades de la empresa. 

No obstante, la productividad y las utilidades deben ser consideradas en el análisis de los salarios, así como tras variables. Al respecto, la teoría económica básica habla de la relación entre los salarios reales (es decir, salarios nominales indexados por los precios) y la productividad marginal de un trabajador. Si este es más productivo, puede definitivamente deberá recibir un salario mayor. 

Ahora bien, conviene precisar que puede entenderse a la productividad como un elemento general o individual, en otras palabras, como la contribución productividad de dicho trabajador a la empresa ó como la producción de este trabajador en relación con las metas y objetivos del puesto en el cual se encuentra. El segundo concepto parece ser más relacionado con la eficacia o eficiencia que con la productividad. 

Por lo tanto, debe tenerse claro que por productividad originalmente se concibe el aporte de dicho trabajador a la empresa; de ello, se deduce que aquellos que otorgan mayor valor agregado al producto o servicio son quienes deberían recibir mayor remuneración. Este razonamiento sería contrario a otorgar un salario elevado a los obreros o trabajadores que se encuentran en la base de la cadena productividad, dado que su aporte, si bien no deja de ser importante o trascendental, no aporte mayor valor agregado a dicho bien o servicio. 

En consecuencia, el problema es distinguir la importancia de los trabajadores que transforman el producto, de la productividad que estos puedan generar, dado que su rol es esencialmente operativo mecánico. En este nivel, muy probablemente los gestores de clientes, los administradores, los investigadores, los creadores de negocios y directores, serán aquellos que finalmente agreguen ese valor. 

Sin perjuicio de ello, no se descarta que se desarrollen industrias donde el principal valor agregado lo creen los trabajadores que extraen o transforman el producto o servicio, en el cual sean más analíticos que mecánicos, pero siguiendo dicha lógica, deberían ser más remunerados que los mandos medios o altos ejecutivos.

Por otra parte, resulta interesante entender el impacto de la utilidad de la empresa en la remuneración, la cual puede ser inducida por la productividad, o bien por otros factores distintos. Así, un caso conocido, es el de los mecanismos en los cuales los administradores reciben una remuneración variable y/o la participación de los trabajadores en las utilidades en las grandes empresas. 

En el caso planteado, parece extraño que si el Sr. Gattaz percibe una remuneración variable dependiente de su participación en las utilidades, dicho beneficio no lo hayan recibido los demás trabajadores. Esto sugiere que el contrato laboral o mercantil que tiene el Sr. Gattaz es posiblemente uno más favorable que un esquema laboral de participación en utilidades, lo cual no es extraño en países con contratación mercantil más moderna. 

Y de otro lado, la inflación entonces juega un rol menor en el aumento (o disminución) de los salarios, siempre y cuando esta sea baja en el país en el que se encuentra la relación productivo-contractual. En teoría debería realizarse efectivamente dicha indexación, dado que de lo contrario implicaría una inconsistencia entre la productividad real del trabajador y la productividad implícita derivada de su salario. 

Finalmente, estas discusiones en cuanto al aumento "excesivo" de salarios deben ponderarse según el rol que tenga el trabajador, empresario o director en la empresa, no sólo desde el punto de vista jerárquico sino desde la importancia en la creación de valor agregado, que es lo que justifica realmente el mayor salario. Así mismo, debe recordarse la importancia de determinar que tipo de relación jurídico-económica tiene dicho perceptor de la remuneración, pues dependiendo de ello, la lógica remunerativa puede ser drásticamente distinta. Sin perjuicio de lo anterior, parece necesario que en cualquier caso los salarios, para justos y pecadores, sea indexada por inflación para evitar distorsiones en la productividad. Por supuesto, que esto abre la puerta a una discusión de teoría y política monetaria, que será objeto de otro post.

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